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Cristo resistió la tentación y nosotros podemos hacerlo también. Primer domingo de Cuaresma

Mateo 4, 1-11

“En aquel tiempo, Jesús fue llevado al desierto por el Espíritu para ser tentado por el diablo. Y después de ayunar cuarenta días con sus cuarenta noches, al fin sintió hambre.”

Objetos:    Un tazón de dulces

Había un tazón de dulces parecido a este en la mesa del centro de la sala de María. La mamá notaba que María miraba los dulces y decía: “Mira, no comas dulce ahora, espera a después de la cena porque de lo contrario perderás el apetito.” Los dulces se veían apetitosos y la tentación era grande. María pensó: “De seguro que un dulce no me hará daño y mamá no se percatará de la diferencia.

¿Has tenido alguna vez una experiencia como ésta? Te contaré otra historia que puede serte familiar.

“Guarda tus libros, coge un papel y lápiz,” dijo el profesor. “Vamos a hacer el exámen de ortografía de esta semana.”

Juanito comenzó a sentir un vacío en su estómago.

Él sabía que el examen iba a tener lugar hoy, pero estuvo viendo la televisión la noche anterior en lugar de estudiar y, por consiguiente, no estaba listo para el mismo.

La tentación de ver la tele pudo mas que su obligación de estudiar.

Cuando comenzó el examen, Juanito miró a su alrededor y se dió cuenta de que podía copiar del examen de Sarita. “Creo que no me hará daño el mirar el exámen de Sarita esta vez,” Juanito pensó. “Nadie tendrá que saberlo.”

CONCLUSION

Una tentacion nos lleva al pecado y un pecado nos lleva a otro

Todos nos hemos enfrentado a tentaciones parecidas, ¿no es así? ¿Sabías que Jesús fue tentado de la misma manera que nosotros? La Biblia nos dice que Jesús fue llevado por el Espíritu Santo al desierto donde fue tentado por el diablo durante cuarenta días. ¿Sabes lo que hizo Jesús cuando Satanás lo tentó? ¡Le contestó usando la Biblia!

Amado Padre, ayúdanos a aprender lo que la Biblia nos enseña a hacer cuando el diablo nos tiente y que hagamos lo que Jesús hizo—contestarle con la Escritura. En el nombre de Jesús oramos. Amén.